La imaginación es una fuente constante de disuasiones que se mueven como las olas del mar por la mente, la matriz de nuestras ideas.
Yemayá, madre de todos los hijos en la tierra y diosa orisha de la fecundidad, nos baña de sales minerales los pensamientos.
Si escuchamos con atención el ondeo de sus caderas, aprenderemos a verlo todo a vista de pájaro, a expandirnos y a recogernos sin dejar de volar como ángulos concéntricos que siempre llegan al mismo punto, llámese mundo, vida o literatura.
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